marzo 29, 2009


Qué días tan lluviosos, muy lejos, mi corcel pixelado se deprimía en la gran Buenos Aires, y yo acá, un poco más pálida y un poco más aburrida.
Tal vez comprender a las callejeras y a los mendigos era la solución a toda las rabiecillas que me provocaban esas jaquecas tan molestas, pero mis principios me lo impedían, bendita actitud voluntariosa, voluptuosa y menospreciativa.
Bueno peor, no era solo mi falta de tolerancia a las plagas, era la falta de racionalidad y la falta de decisión, la que también me molestaban de mí misma.

Y ahora preparada para asesinarlos a todos y cada uno de aquellos, los huesos me fallan???? Es muy pero muy injusto!