mayo 23, 2011


Si, ansiedad, puede ser,  ¿miedo? un poco si, ¿ganas de salir corriendo? No, creo que eso ya no  a menos que sea con él cogido de mi mano. Y es que son tan frías las tardes bogotanas cuando se está vacío por dentro, la esperanza se reduce a rogar que no amanezca nunca para no empezar la rutina de todos los días. Él en mi vida siempre es un baño de agua tibia, la casa, la comida dónde la abuela, el olor a manzana fresca y las cobijas acolchonadas. La vida se reduce a la aparente perfección, a la queja de los pequeños tropiezos de los días ya que no tengo problemas de magnitudes reales.

conciencia de la manzana

Y ahora resulta que convertirse en un adulto es adquirir conciencia colectiva y preocuparse por dejar de demostrar que uno se cree el dios autónomo y todo poderoso de su propio universo y de paso del de los demás. Y en qué momento eso pasó, ¿me transformé en adulto sin darme cuenta o qué? Ahora el sentido de culpa, el miedo a lastimar a los demás y la compasión son parte de mi menú diario.
Algo le sucede a mi corazón y a mi cabeza, han cambiado de nombre muchas veces y ahora tienden a convertirse en una manzana de agua y pensar en la dominación del sentido horizontal es un tema que obsesiona y aturde.
Ahora  me golpean en la puerta los deseos de pisos de madera, cenefas en el baño y peces ornamentales. 

Pablito dice: tan chévere que mi conciencia tenga conciencia... 
yo digo: ahora tengo dos conciencias!

mayo 09, 2011

Cot i dIANA


Los cuentos de hadas parecen estar cada vez más lejos de las historias de las muchas almas en pena de las noches bogotanas, cada vez se parecen más y más a historias policiacas, intrigas dramáticas y novelas mexicanas. Sigo insistiendo que si se debe tomar una buena decisión, esta sería tomar un ticket al centro de la tierra sin regreso, ahogarse en un bol con aceite de oliva, darse un tiro en la cien o matarse a almohadazos, cualquier opción es válida. Sé que es notorio el descontento, pero entre tanta inmundicia, entre tanto payaso sin gracia, entre tanto ladrón con Black Berry, huir de la ciudad o de la vida parece ser la mejor alternativa. Debemos renunciar al derecho de respirar el aire toxico de la NQS, de mojarnos con lluvia ácida de las 5 de la tarde, de llorar de desesperación en el trancón de la 7ª. Hay días en los que definitivamente me quiero convertir en gato otros sólo quiero dejar de ser yo.