enero 26, 2011

Vampiros pseudoacadémicos

Que falsedad, aún no dejan de sorprenderme los simples mortales, tan frágiles, tan permeables, tan susceptibles a la repetición de estereotipos, intrincados despojos de lo que han visto en otros, he visto la transgresión de lo auténtico, lo sutil y lo importante de la vida, muchas toneladas de eufemismos que se tambalean en la cuerda floja de la personalidad y el plagio. Son capaces de tomar un don como el de la palabra, ponerlo en un empaque bonito, exponerlo en una vitrina, llamar un público ingenuo y de preferencia femenino y fácil de impactar y recoger las migajas del aplauso y la adulación, mostrarse y exponerse para vender basura y recibir a cambio halagos y autosatisfacción. Que divertida manera de conquistar corazones huecos que huelen a Paris Hilton comprado en San Andresito. Hablamos, reímos, vivimos, tomamos leche tibia y de vez en cuando intentamos escribir, creemos que es un ejercicio autóctono, espontáneo, pero sólo es un aviso luminoso para ganar un adepto, un seguidor, un fanático un obsesivo, una dedicatoria o un tiro en la cabeza. Vomito de asco, me repugna sentirme parte de este selecto grupo de ridículos que necesitan exponerse a través de una que otra palabra mal digitada, de ese rancio y atormentado hatajo de pseudohumanos que necesitan de la fresca sangre complaciente de un público falto de cordura y que se sorprende con baratijas.

enero 25, 2011

Cocodrilópolis

Cocodilópolis conmovía el mundo de las antigüedades pero a mí sólo me conmovían los letreros de los buses de la pared, la cajetilla de cigarrillos en la mano y su sonrisa elegante pero casual. Un grito agudo quería salir de mi garganta como el de un ternero pequeño mordido por un gran cocodrilo del Nilo pero sólo tengo mis intereses en los pliegues de sus células y en el brillo de sus ojos en ese caso gritar, llorar, patalear, acabar con la despensa, morderme los codos o tirarme a un pozo sin fondo no tiene el más mínimo sentido.

Nuestros sentimientos se han momificado, los envolvieron en vendas con miel y los metieron en un sarcófago egipcio saturado con resina.

enero 19, 2011

A la caza del tiempo

Se rompen los relojes de la casa cómo una propuesta metafórica de que se nos acabó el tiempo, de que tuvimos unos días, que los tomamos en pequeñas dosis y que no los volveremos a ver. Las hojas de los libros se caen, las raíces rompen las paredes y los vidrios se quiebran de vejez.

Tan ridículo, tan falso, tan ilógico, tan vacío, siempre tratando de hacerse el interesante, porque no tiene nada en la vida más que la apariencia, si pudiera apuñalarte tiempo, y ver como los segundos de tu sangre salen en forma de palitos rectos de 3 milímetros de longitud, y tras ellos, tus mecanismos de funcionamiento, así en tu enorme cabeza que de por sí estaba ya vacía, quedarían espacios para que crezcan flores sabias de verdad, no reflejos de los otros.

¿Hasta cuando mentiras? sé que tarde o temprano se descubrirá tu trama. No se necesita ser un cazador muy habilidoso, por que tu farsa se vé a kilometros luz.

enero 04, 2011

La espina

Tres granjeros cuidan sus parcelas, vacas, patos, gallinas, lo normal, una que otra quesadilla y un perrito con sarna de vez en cuando, nada sospechoso, pienso yo, solo uno que otro avistamiento extraterrestre, algún cadáver enterrado por un asesino en serie, gelatina espacial que desaparece misteriosamente del laboratorio de algún científico comprado por la CIA o el FBI, que hay de raro en comerse una espinita de pescado cuando se habla o en que no me guste ver noticias mucho menos RCN? Entonces le pedí el favor, no directamente, use mi telepatía, para decirle que no me tratara como a una persona anormal sólo por que prefiero tomarme el milo frio y rayo las paredes de vez en cuando. Creo que jamás lo comprendió, jamás comprendió nada

enero 03, 2011

Con-spir-ando


Esas fantasías apocalípticas del enemigo interior, de las armas biológicas, los mensajes subliminales, de las revistas de moda y la música disco. Vaya si sabemos meternos entre neurona y neurona nuditos de persecución.

Que no me llama, que me dejó, que ya no me quiere; que me odia, que tiene miedo, que se ha enloquecido; que eso lo dijo por mí, que eso lo escribió para mí, que eso lo escribió para él; que habla mal de mí, que me quiere ver lejos, que quiere parecerse a mí.

Lo más extraño es cómo este delirium tremens aparece una y otra vez por estos lares y no siempre desde mis organitos sino hacia ellos. Montones de flechas ponzoñosas cargadas de curare amazónico emocional.

Estoy aburrida de estas teorías de conspiración.