septiembre 18, 2022

La sombra de septiembre

 Me perdí unos cuantos días, porque caminé detrás de una sombra, solo reflectiva ante la luz que emanaba de los postezuelos, apreció una noche en mi puerta, una mañana y luego otra, pero después cogió su camino hacia el fondo oscuro de las sombras que bailan con las de su especie, no era mi turno de bailar. 

Luego de dejarme en silencio, volví a mi vacía miseria y se había llevado consigo todo los cuarzos rosas que había comprado dónde regatean las esmeraldas, esa sombra, de ojos  rojos y rasgados, que dormía a ratos bajo las escaleras de un niño asustadizo, se esparció por mi apartamento, rodeando de risas el vino chileno que me tomaba en las tardecitas, ahora solo son rayos amarillos digitales que me recuerdan que ni fantasmas ni humanos merecen escuchar de mi boca mi segundo nombre, ni mis historias familiares y tampoco debería volverles dejar entrar en mi ducha.

Estoy harta de sentirme tan culpable por ser una incauta más.