enero 10, 2019

Antonita te voy a enamorar, Antonita no se quiere enamorar


Siempre había pensado que después de la decepción era necesario pasar un tiempo con mi Antonita destructiva,  quemando camas y colchones, destrozando a batazos los vidrios de la casa, desocupando botellas de veneno, jugo, coca cola, alcohol, o todas las anteriores, en un divino coctel parecido a una bomba molotov, luego, encender un malborito gold y esperar a que todos los órganos internos estallasen en una sinfonía de tripas y sangre, mientras se compartían algunas drogas sintéticas con prostitutas, punkies y una que otra ovejita descarriada o almita perdida de chapinero.
Antonita trató de hacerme subir el ánimo entre revistas de moda, compras, mensajes y cartas de amor, me hizo un listado de números de emergencia emocional, que finalizaba con más de una docena de buenos y gentiles chicos que podrían sacarnos a pasear.

-          Ahora no Antonita, tengo resaca, me duelen las rodillas y los ojitos
Antonita seguía corriendo por la casa, como un torbellino, corría los muebles, se comía la comida y la vomitaba después, molestaba a las perritas y creía que nadie la veía, pero todos sabemos cómo es ella cuando necesita que le presten atención.
-          Antonita, no quiero jugar ahora, me duelen las rodillas y los ojitos



-         -  Llamaba a saludarte y a saber cómo estabas, eres una mujer maravillosa, tienes mucho que ofrecer y me habría gustado conocerte en otro momento para mostrarte una mejor versión de mí, no sé si después en un futuro volvamos a hablar, el mundo da muchas vueltas, no sé que nos depara el futuro…



Antonita ignoró mis advertencias y empezó a jugar con la listica, engatusando incautos, poniendo trampas a ratitas, envenenado las fresas con crema, haciendo trucos de magia con pañuelos, torciendo los ojos y lanzando besitos al aire.

Antonita te voy a enamorar, le decían y ella solo asentía mientras esperaba cartitas de amor en botellas desde el mar; Antonita te voy a enamorar, le decían y ella solo corría entre las sábanas; Antonita te voy a enamorar, le decían y ella solo jugaba al amor, a querer, a dejar su olor en todas las superficies aterciopeladas.

Antonita no se quiere enamorar.