octubre 18, 2022

Arcoiris de mediados de octubre


Ahí dándole a esto del autoconocimiento y la meditación, dejé de sentirme extraña encontrándome en el vacío de mis emociones. Disfrutando de a pocos cuando Vic se mete en los charcos, los arco iris de hidrocarburos y los mensajes que ya no me agobian de a millones al verme en línea.

Poco a poco esos recuerdos han mermado de mis cobijitas y el olor a mí misma empieza a apoderarse, pero, está vez sin hipocresía de los rincones de la casa.

Dejo pruebas del disfrute de los mil arcoiris de las lluvias Bogotanas entre la rudeza de la séptima y la destrucción de nuestro planeta.


octubre 02, 2022

Inicia el mes más lindo del año

 Continuando con mi tusa semanera, teniendo al fin las cosas claras, decidí desempolvar mi actitud empoderada y volver al mundo antes explorado de las citas rápidas con pocas consecuencias.

estaba un poco emocionada porque la noche empezaba con una "no-cita" de la que esperaba tener uno que otro besito de desayuno, pero, terminé con una incómoda charla snob-política, con toques de hipnosis de perros más que mediocres, quejas constantes y tufillos matizados de superioridad vegana, que me quitaron para siempre las ganas absolutas de confiar en las imágenes de Instagram y los ojos verdes dizque europeos.

Otro falso ídolo caído. 

Después, fui a ver a mi primo falso a un bar en la séptima, entre cigarrillos de diez mil pesos, bandejas de ojos y deditos de plástico hechos en China, llegué con mi actitud canchera, la media noche transcurría y se nos unió el chico de los tatuajes del cuello y la ex del hospital de "los locos" en Italia, flechazo inmediato, la charla transcurría entre desórdenes psiquiátricos y comentarios sociales de cuando en vez pero seguía interrumpiendo el ególatra del nombre bíblico y yo solo esperaba más tiempo para seguir conociéndolo. Entonces, cómo todos mis planes se vienen arruinando, se pelearon los borrachos y el lindo de chaqueta Columbia, entró al bar, esperé un poco, no volvió a salir y ahí, yo y mis decisiones, para no parecer tan desesperada, pedí mi Uber, solo me quedé con su nombre y esa sensación del flechazo instantáneo.

Yo y mis amores chapinerunos.