febrero 13, 2006

Melodías alibeluladas


Desde que tu colonia desapareció de mis pañuelos, me consagré a la cacería de seres alados y de carátulas de discos negros, incluso esta tarde esperé sentada en la portezuela del jardín, pero tu rayado ropaje nunca se hizo paralelo con la reja blanca, luego pensé en buscarte en los estantes de las alacenas, pero tampoco tu gorro se manifestó entre las latas las conservas ni entre los frascos de mermeladas amoratadas, en medio de la somnolencia recorrí las esquinas de tréboles de cuatro hojas, estrellas y corazones rojos y nunca te encontré, solo esperaba que aparecieras entre los santos, los hospitales y las casas de pasteles pero no sucedió, solo los huesudos árboles me reconciliaron con dados que apuestan al azar llamas incandescentes que se creen livianas plumas de ángeles y cóndores azules, pero aun así seguías siendo en el fondo el centro vital de mi búsqueda, hoy descubrí que cubriste las ventanas con impenetrables hojas de moras sanguinolentas y en el techo de mi casa cerraste las grietas que se osaban a invitar profanos rayos de sol que bailaban melodías alibeluladas con células y cabellos muertos hacia la libertad, ahora, solo devuélveme la sonrisa guardada en la caja de confeti, y destapa mis ventanas sabes que odio el aroma de las moras que sangran!!!