marzo 07, 2010

Me dormí pensando que esto era un sueño, más bien una pesadilla en esas donde antecitos de que pase lo peor, te despiertas, lleno de sudor pero a salvo. Pero abrí los ojos y esa sensación seguí ahí, y después tus flechas apuntando directo a mi cabeza y a mi torso me lo confirmaron, ni sueño, ni romance, ni nada, esto es una guerra, pero una guerra donde yo misma me saboteé, y te dí los planos de mis puntos más débiles, donde, pese a las mejores intenciones de tregua, debo prepararme todos los días para ser escupida y pisoteada por dardos ponzoñosos, bolas de fuego y aceite hirviendo; creo que ya perdí está disputa. Estoy rendida, agotada y sin suministros. Por más que intenté desviar el conflicto y cambiar de campo, nunca nos diste la oportunidad para superar todo esto. Una vez más me voy con mi canasta llena de heladitos y dulces a cuidar otras ovejas, a regar otras flores y a sembrar margaritas con mis nuevos hijos.