mayo 11, 2010

COSIENDO LAS ALMOHADAS

Resucitaban cuchillas y cositas filosas de las canecas de la basura cuando pasa la pobre muchachita. Se le acercaban cajas vacías y canastas de frutas como si su cuerpo fuese un imán de la degradación. Por las tardes se entristece y pedalea lejos del concreto de sus afectos, se aleja volando tras las sombras de las auroras de las mañanas, toser tres veces antes de mirar al suelo, golpearse los nudillos contra las costillas para que su corazón bombee de nuevo sangre a sus hoyuelos, se toma las cosas en serio pero se le siguen se atorando las frases de cariño en sus cuerdas vocales, las lagrimas se le han congelado en las mejillas y cree que no sentirá nada más nada bueno ni malo, corta despacito sus cobijas, mientras cose con hilitos de azúcar los huequitos de sus almohadas para que tenga dulces sueños de vez en cuando, como cuando sueña con pan con queso y papas con cebolla, como cuando se ríe hasta desmayar.