septiembre 14, 2011

Madrugada de miércoles.


La vida y sus locas señales. Transitar por caminos confusos que pierden el destino. Confusión taciturna entre lo que se sentía y lo que se siente. Tal vez todo fue un sueño que se convirtió en pesadilla por la desazón de la distancia y del tiempo. Hace meses que los rostros dejaron de ser familiares. No hay fotos, no hay imágenes para recordar esos ojos que alguna vez sacudieron el mundo. Llenarse la cabeza de sueños y promesas no es saludable teniendo en cuenta que la suerte pende de un hilo. Que el amor es la constancia y la presencia. Que la vida mutua se construye de a pares.  Entonces siguen el desvelo y el insomnio atacando cada noche. Las señales siguen apareciendo entre los pocos minutos de sueños. Es difícil cambiar de rumbo, decidir y tomar el sartén por el mango pero ya era hora de que alguien lo hiciera.
Es extraño ser yo la que toma hoy las riendas de su vida… cuando tiene el corazón cargado de pimentones amarillos.