octubre 02, 2011


Alguna vez decidió sacarse el corazón y trenzar sus venas para ponerle un moño que lo decorase mejor, sacó sus ojos, sus vísceras, sus huesos, sus tendones, ligamentos y  músculos, los metió en una hermosa caja y decidió dejarlos en su puerta. ¿Qué podría haberle dado más que su ser, o lo que le quedaba de él? Sólo entregándole todo podía demostrarle que definitivamente creía en sus promesas, sus palabras y su hermosa voz. ¿De qué otra manera podría haberle dicho que los colores volvían a brillar cuando le miraba, si no fuera dándoselos, asegurándole que no los necesitaba para ver el camino porque confíaba en que no caería cogida de su mano….