Ahí dándole a esto del autoconocimiento y la meditación, dejé de sentirme extraña encontrándome en el vacío de mis emociones. Disfrutando de a pocos cuando Vic se mete en los charcos, los arco iris de hidrocarburos y los mensajes que ya no me agobian de a millones al verme en línea.
Poco a poco esos recuerdos han mermado de mis cobijitas y el olor a mí misma empieza a apoderarse, pero, está vez sin hipocresía de los rincones de la casa.
Dejo pruebas del disfrute de los mil arcoiris de las lluvias Bogotanas entre la rudeza de la séptima y la destrucción de nuestro planeta.