mayo 14, 2006

Camina con la mirada perdida mientras un millón de extraños la golpean al pasar.

Nada la inmuta, nada la saca de su trance, hoy se siente al igual que días antes, absoluta y pasivamente vacía.

Nada la conmueve, nada la lastima, nada la anima, es como si en algún despertar alguien le hubiese robado la sonrisa, pero junto con ella las lágrimas, el dolor y la preocupación.

Hoy sigue buscando en rostros desconocidos o en algún nuevo dealer algo que le recuerde que su corazón lamentablemente sigue latiendo.

* * *

En una esquina la pareja se clava agujas de jeringas contaminadas, mientras los mira intrigada y algo antojada, destapa la hipodérmica y pone dos gotas del suero junto con un poco de su "superada" adicción… se despide del señor N y de la pareja, mientras otros dos se besan apasionadamente sobre la que parece la barra de un bar de otras épocas, sube al taxi en el que Don Mao le espera, y se derrumba en el asiento, mientras le alcanza los dos gramos por los que subió…

Llegan de nuevo a la oficina y los espectadores emocionados los reciben con una sonrisa, mientras levantan las copas para brindar por los buenos momentos; toma, aspira y fuma, dos horas después su cuerpo rechazaba hasta el último miligramo de droga, luego un frasco color ámbar recién destapado (de los de aquel líquido aromático que contiene un climax que solo dura unos pocos segundos, lastimosamente), le recordaba que hay muchos caminos en la vida, pero ninguno es el correcto... tal vez la muchachita escogió solo vías que la lastiman...

Piensa en voz baja : - Sé que estarás preocupado, lo sé, pero no quiero verte destruido, al menos no tanto como yo. - Él solo ignora sus gritos de auxilio y fuma otro cigarrillo...