febrero 07, 2007

De nuevo pedía ser redimida, pero sin saberlo se entregó a las manos del feroz engendro; no tenia salvación, similar a los calamares de las grandes profundidades, este ser solo apetece cuerpos frescos y almas ingenuas, mientras sus rugosas y profanas entrañas se desenlazan de manera directamente proporcional a la caída de su cuerpo por el abismo.

Como vil presa siguió los tentáculos hasta las profanas aguas del fondo del océano, pero al rato solo sus huesos roídos retumbaban por los cavernosos orificios del lecho marino.