junio 10, 2009

Otra tardecita bogotana común y corriente

Como si sentir esos vacios en el alma no fuera suficiente.
Me debo someter a fumarme un cigarrillo bajo la lluvia mientras el agua se trepa por mis tenis hasta las uñas de mis pies,
katapum!!!, kataplan!!!
los estallidos suenan por doquier y el gas me hace correr rápidamente de regreso a la Av. la esperanza.
De nuevo los recuerdos me desvían y despuesito casi soy atropellada por un pinche carro desbaratado y chancletudo;
un almuercito sabrosito y se me ocurre ponerle mucho ají,
y tarááááán!
Corro en busca de agua y me estrello con bigotes…
¡¡¡que linda es bigotes!!!!
me muerde los deditos y las palmas de las manos, me aruña y decimos:
woooowww!
Que bien sería ser un gato!
Uno jamás se aburre!
Me tocó ponerme el saco mojado, lleno de lluvias toxicas de la zona industrial… y por la Av. Ciudad de Cali (tenía que ser precisamente con ese maldito nombre) un acelerado y pálido jovenzuelo pasa la registradora y después un policía armado lo baja del busesito con un solo brazo.
Otro que lo espera abajo lo requisa mientras el semáforo aún sigue en rojo…
todo eso pasa en mi ventana…
y minutos más tarde (pocos) la gente conmocionada después del susto comenta sobre el simpático fenómeno…
y yo solo pienso y me digo a mi misma:
mi misma, debo reconocer que lo sospeche desde un principio….
Me sumerjo de nuevo en diseños, materiales y una que otra revista de moda japonesa… llego a mi casa pensando en él, en que estará haciendo y en la falta nos hace a mí y a mi abejita imaginaria.
si aparecieras...
solo si aparecieras....
aparece
aparece por favor, pero por tu propia voluntad