Un año ya, después de viajar en un túnel del que pocos regresan y en el que nunca vi la luz, sólo mi cuerpo hinchado lleno de tubos y el amor de mi madre lograban tener este bulto de carne con un poco de vida.
Hace un año, rompí con un apego a la inmolación, decidí que era hora de ponerme firme, hacerme cargo y tomar las llaves de mi vida, tome mi bici y me monté en ella para recorrer el mundo y poder enamorarme de la que veía en el espejo.
Hoy, un año después sigo caminando por el túnel.
Imagen en: http://alexandervortice.lacoctelera.net/post/2010/02/27/tumba-abierta