Otro día de silencio, uno que otro ladrido en la ventana, parejitas jugando a desaparecer en edificios de dar amor, pero la casa sigue vacía y la basura no se saca sola.
Ni pastelitos, ni coco, ni arequipe, las comidas siguen amargas y ese silencio que desquebraja mis peredes.
Lejísimos del dulzor y la alegría.