octubre 14, 2020

Reloaded

 En estos días de aprender a perdonar(se) y sonreír(se) con el hígado, limpieza de pisos y compras de octogenaria, poquito y dolorosamente los pensamientos parecen levemente organizados de cuando en más, el señor de los arequipes sigue siendo el fantasma que se esconde en los muebles de wengue, pero hasta esas lágrimas ya se van secando, con el pasar de los dias y de esas culpas que me deja cada que medio le toco el tema, mientras, en mi pequeño apartamento, lo que jamás esperamos que sucediera, pasó, aterrizando de plano en mi planeta nuevamente, esos intentos forzosos de reconciliaciones con mi 2019, me acaban de enseñar que para mí sí son temas cerrados, que no me perturba en lo más mínimo el sueño, parece que las sesiones de terapia me mostraron que mi capricho es más ciego que mi compromiso a largo plazo con sentimientos profundos, que todo lo que dije y creí sentir, o se fue al fondo del caño tras el año nuevo, o simplemente era mi autodeterminación por conseguir lo que se me antojó, vuelve, o intenta, pero ya no qiero.

2019 sorprendiéndome de nuevo.