junio 09, 2011

"Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación"


Hoy leía algunos proverbios chinos, increíblemente  este me llamó la atención, tal vez por la elocuencia de las pablaras, tal vez porque me aplica el día de hoy,  me imaginé a un anciano de ojos rasgados, con bigote liso escribiéndolo  con un pincel en un pergamino, sentado  en una pasillo vacío, solo, con su espíritu. Realmente sabios los chinos estos, pero reparar en las palabas me hacía pensar más y más en lo cerca que está de mi experiencia este tipo de intervenciones…
Siempre  creí que el amor de mi vida, sería aquella persona que podría leerme solo con una mirada y saber lo que pienso solo con verme caminar,  que podría ver en los enredos de mi pelo o en mis uñas mordidas más de mí que los cientos de álbumes familiares. Que sería mis días, mis noches, mi sombra y mi reflejo en el espejo.  Cómo saber si aún ese amor de mi vida existe o vive en sus ojos si no me mira directamente las pupilas, si no se fija en cómo camino y no me escucha reír ni respirar de rabia. Cómo saber si son sus pasos los que me siguen si me he cansado de caminar.