marzo 28, 2006

Calibre 22

- Le conocí muy poco, y cuando creí estar preparado para hacerlo, nuestros paralelismos nos mantuvieron a velocidades diferentes, en dos líneas separadas y sin vertice cercano, ni distante.


- Luego, cuando creí verle en los rostros de las carátulas y en los espejos de las aceras, me enteré de su partida.



- Que muerte tan repentina le alejo de mi especie, que desaparición tan funesta acabó con las expectativas de mi vida miserable.


- Reflexiones de un ser depresivo a las puertas del deceso. No podría seguir respirando sin su presencia en la tierra que compartimos de manera indirecta.


- Dos balas calibre 22 y un plateado revolver al que le corresponden esos polvorientos fulminantes.



- un martini servido en una copa transparente y su foto al lado de mi mano izquierda, el cigarrillo se consume lentamente mientras el humo azulado se entremezcla con el poco oxigeno que queda en el lugar.


Un fétido e imaginario olor a azufre cubre mis fosas nasales, como si la muerte se manifestara desde las mismas entrañas del averno, impregnada por el aroma pagano de los pecados cometidos por mi pobre alma condenada.


- casi las dos de la mañana, y de nuevo su recuerdo refrescaba mis parpados con una figura cubierta por una bata de seda blanca, bordada a mano por ángeles con hilos de oro y platino, sombreando suavemente su delicadez.



- En unos segundos transcurridos, ese atormentador, pero adictivo espectro se transformó en un sombrío fantasma que repetía una y otra vez la forma infame en la que dejó su vida para sumarse a los mosquiteros inflados y los cuentos de noches de brujas



- Decidí que ya era hora de cumplir con mi destino y asistir a la cita con la muerte, para reunirme con ese espectro y agregarme a la lista de personajes de aquellas viejas historias que asustan a los niños, y de paso adherirme al menos de manera más consoladora que en la vida real, a su sombra…


- El martini se termina paladeado por mi lengua, en el cenicero solo descansa un cigarrillo apagado y consumido en su totalidad, el revolver a mi boca, un estruendo y el olor a pólvora se comienza a esparcir por los rincones de la madera.



- Cae mi cabeza sobre su foto y todo se vuelve confuso, todo es ahora oscuro. Esto es lo que hay más allá de la muerte: solo oscuridad y vacío…