abril 11, 2006

Un poco más acá de la luz al final del túnel





Que difícil es aceptar que nuestra invulnerabilidad no es más que un simple y fracasado mito urbano, después presenciar como las personas que nos quieren se preocupan y se ven incapacitadas para hacer nada por nuestra salud y nuestra recuperación, es hora de pensar en si no es más fácil desaparecer y dejar de causar tanto dolor, dada la visible incapacidad de ser medianamente responsables con lo único en lo que influimos casi directamente: nuestra leve humanidad.


Fiebre, delirio, nauseas, y un sarpullido general, solo me acercaban más a ser un camarón que a un ser humano, (no una hermosa sirena, ni un pez de arrecife coralino, o un caballito de mar…un simple y rojo camarón…)




Eso se llama justicia natural o traducido a términos más comunes: un estado monstruoso y doloroso, expresión de una grave intoxicación alcohólica, aunque nosotros alcanzamos a dudar cual era la causa de mi extraña patología: un arroz chino, unas fluoxetinas de la 82, o la cantidad de alcohol de estos últimos 5 días…


Pocos detalles de la que ha sido tal vez la peor de las noches de mi vida...